LOS AZTEKAH FUERON GRANDES ASTRONAUTAS 

Por el Dr. e Ing. JUAN LUNA CARDENAS


   Revelar los portentosos conocimientos que en otro tiempo tuvieron los Aztekah, ha sido tarea difícil; pero se ha ido permitiendo lentamente dar a conocer muchas de esas realizaciones grandiosas, por ejemplo en mi obra titulada la “TEORIA Y LA ENERGIA ATOMICA” publicación de la Secretaría de Educación Pública, expuse con documentos serios sobre la construcción del maravilloso desintegrador atómico de mis antepasados. Ahora estudiando los códices y las tradiciones orales, he visto que habla de los grandes momentos en que han vivido y viajado por los espacios cósmicos.

   Su poesía está impregnada de estos momentos en muchos pasajes de la vida artística de nuestro pueblo, pues es evidente que para el Aztekatl, la existencia no puede estar desligada de las fuerzas y de los espacios cósmicos.

 

Blancas nubes se elevan del hondo valle

y entre brumas de matinal albura

se dibujan como sombras las altas Zakualli

que reciben la última escarcha de la Luna.

Entonces pienso en mi ciudad natal y en el

Y en el prodigio que descorre el misterio de los cielos”

                                    (Epokatl)


   Así cantaba hace muchos siglos el exquisito poeta Aztekatl Epokatl; y más tarde otro bardo, habría de elevar su cántico con estas palabras prodigiosas:

“¿A dónde iré, ay, a dónde iré?”

Ambas cosas se elevan difíciles

                                 (difíciles….”

¿Acaso allá, a tu morada donde

                                        (se baja,

o al INTERIOR del Cielo?

¿Quizá aquí donde se baja sobre

                                      (la Tierra?

 

   Infortunadamente el poeta permaneció anónimo; pero no por ello es menos estimable y venerado en toda su profundidad filosófica y cosmológica. 

   Para los Aztekah fue preocupación permanente el conocer y amar el Infinito Cielo, no solo elevaron sus cánticos de soñadores y videntes sino de sabios que supieron penetrar en el INTERIOR del Cielo.

   Para los nescientes en cosas de sabios hombres del pasado, esto será como un sueño, como una ocurrencia; pero afortunadamente a más de los poemas inspiradores y elocuentes de su Ir y Venir al Cielo y la Tierra, existen pinturas en los Códices que demuestran como ellos vieron a los Astronautas muchos siglos antes de que los sabios matemáticos alemanes pudieran hacerles posibles estos viajes a rusos y americanos.


 

Una de las figuras más importantes es la que reproduzco aquí que representa a una nave espacial en el momento de abrirse para dar salida al astronauta que va armado de emblemas de buena voluntad y de gloria. Va envuelto en su traje espacial en el que se ven algunos signos lateralmente colocados. Para algunos menos dispuestos a aceptar que el vehículo es una nave del Espacio Ultraterrestre, solo creerán ver un CARRO común y corriente con sus ruedas pero no se trata de un carro terrestre, sino de una verdadera Nave del Espacio porque el capítulo del que está tomada la pintura es la que se refiere a cosas del Cielo y está en el momento de ir descendiendo.
 

 

Por otra parte, si aún tienen fresca la memoria las gentes que llegaron a ver las primeras fotografías del viajero ruso que salió de su cabina para “dar un paseo” en el Espacio Sideral, y posteriormente igual paseo que dieran viajeros americanos, se habrán fijado, como flotaban los hombres en la inmensidad del Cosmos. En otra pintura de los Aztekah, se ve perfectamente a un hombre teniendo como fondo las estrellas del Espacio Infinito, flotando en el ETER y en el momento en que se apresta a penetrar en “su MODULO” Espacial, de la gran nave cósmica en que ha realizado la extraordinaria hazaña de llegar por rumbos de incógnita y misteriosa lejanía terrestre. La estampa que inserto es una demostración incontrovertible de los grandes viajes realizados a muchos años por los Aztekah.