LOS AZTEKAH FUERON
GRANDES ASTRONAUTAS
Revelar los portentosos
conocimientos que en otro tiempo tuvieron los Aztekah, ha sido tarea
difícil;
pero se ha ido permitiendo lentamente dar a conocer muchas de esas
realizaciones grandiosas, por ejemplo en mi obra titulada la “TEORIA Y LA ENERGIA ATOMICA”
publicación de la Secretaría de Educación
Pública, expuse con documentos serios
sobre la construcción del maravilloso desintegrador
atómico de mis antepasados.
Ahora estudiando los códices y las tradiciones orales, he visto
que habla de
los grandes momentos en que han vivido y viajado por los espacios
cósmicos.
Su poesía está impregnada
de estos
momentos en muchos pasajes de la vida artística de nuestro
pueblo, pues es
evidente que para el Aztekatl, la existencia no puede estar desligada
de las
fuerzas y de los espacios cósmicos.
“Blancas nubes se elevan del hondo
valle
y entre brumas de matinal albura
se dibujan como sombras las altas
Zakualli
que reciben la última escarcha de la
Luna.
Entonces pienso en mi ciudad natal y
en el
Y en el prodigio que descorre el
misterio de los cielos”
(Epokatl)
Así cantaba hace muchos
siglos el exquisito poeta Aztekatl Epokatl; y más tarde otro
bardo, habría de
elevar su cántico con estas palabras prodigiosas:
“¿A dónde iré, ay, a dónde iré?”
Ambas cosas se elevan difíciles
(difíciles….”
¿Acaso allá, a tu morada donde
(se
baja,
o al INTERIOR del Cielo?
¿Quizá aquí donde se baja sobre
(la
Tierra?
Infortunadamente el poeta
permaneció anónimo; pero no por ello es menos estimable y
venerado en toda su
profundidad filosófica y cosmológica.
Para los Aztekah fue preocupación
permanente el conocer y amar el Infinito Cielo, no solo elevaron sus
cánticos
de soñadores y videntes sino de sabios que supieron penetrar en
el INTERIOR del
Cielo.
Para los nescientes en cosas de
sabios hombres del pasado, esto será como un sueño, como
una ocurrencia; pero
afortunadamente a más de los poemas inspiradores y elocuentes de
su Ir y Venir
al Cielo y la Tierra, existen pinturas en los Códices que
demuestran como ellos
vieron a los Astronautas muchos siglos antes de que los sabios
matemáticos
alemanes pudieran hacerles posibles estos viajes a rusos y americanos.
Una de las figuras más
importantes es la que reproduzco
aquí que representa a una nave espacial en el momento de abrirse
para dar
salida al astronauta que va armado de emblemas de buena voluntad y de
gloria.
Va envuelto en su traje espacial en el que se ven algunos signos
lateralmente
colocados. Para algunos menos dispuestos a aceptar que el
vehículo es una nave
del Espacio Ultraterrestre, solo creerán ver un CARRO
común y corriente con sus
ruedas pero no se trata de un carro terrestre, sino de una verdadera
Nave del
Espacio porque el capítulo del que está tomada la pintura
es la que se refiere
a cosas del Cielo y está en el momento de ir descendiendo.
Por otra parte, si aún
tienen fresca la memoria las
gentes que llegaron a ver las primeras fotografías del viajero
ruso que salió
de su cabina para “dar un paseo” en el Espacio Sideral, y
posteriormente igual
paseo que dieran viajeros americanos, se habrán fijado, como
flotaban los
hombres en la inmensidad del Cosmos. En otra pintura de los Aztekah, se
ve
perfectamente a un hombre teniendo como fondo las estrellas del Espacio
Infinito, flotando en el ETER y en el momento en que se apresta a
penetrar en
“su MODULO” Espacial, de la gran nave cósmica en que ha
realizado la
extraordinaria hazaña de llegar por rumbos de incógnita y
misteriosa lejanía
terrestre. La estampa que inserto es una demostración
incontrovertible de los
grandes viajes realizados a muchos años por los Aztekah.